Mi vida ha pasado por muchos cambios a lo largo del tiempo; mi personalidad, mi forma de ver la vida... He tenido muchos tropiezos, y en lo particular, la época en la que mas tropecé fue en mi adolescencia...
En esa época conocí el dolor de el amor no correspondido, supe por primera vez lo que era el vacío que te deja el perder a un ser amado, enfrente a la muerte por primera vez; ver la vida desde un angulo completamente diferente me hizo buscar en las letras la única salvación a mi cordura, y sentí que perdí todo atisbo de identidad que aun permanecía dentro de mi y todo lazo que me unía a este mundo... Si ya de por si vivía en mi propia realidad, dentro de mi propio pequeño mundo, mis ojos se cegaron y negaron todo lo que no fuera, a mi parecer, la realidad en la que yo quería existir.
En esa utopía yacía cuando la conocí por primera vez... y pensar que nuestra primera charla fue mas bien una pelea que una amistosa presentación...
En fin, su terquedad fue lo que nos unió en primer lugar, y esa forma tan peculiar de pensar... Me veía siempre reflejado en ella; lo que yo vivía, ella de antaño lo conocía, y su viaje fue para mi una guía que siempre me mostró la salida. Fue como la hermana mayor que siempre desee tener, un pequeño ángel guardián, ella, el primer ángel que encontré...
Siempre existió un equilibrio, todo lo que ella me daba, todo lo que yo pude darle; fue la primera en escuchar mi voz, en escuchar lo mucho que tenia yo para decir, todo lo que había callado en mis cortos años de vida; le confié mi soledad, y por ella jamas he vuelto a estar solo...
A veces te pierdes en ti misma de una manera tan indecible que me cuesta imaginar que aun te acuerdas de mi, y me cuesta recordar esa época de antaño donde solíamos ser el único consuelo mutuo que nos brindaba paz.
Nuestra vida cambio, para bien, no puedo decir que para mal, y nuestros caminos nos han llevado lejos, muy lejos de aquellas viejas conversaciones, nuestras meditabundas cartas y nuestras odas a la soledad tan exuberantes y depresivas, que se que concuerdas conmigo, da tanta risa haber crecido ya tanto y mirar entonces atrás... ¡Eramos, por Dios, tan ingenuos e inmaduros!...
Juntos aprendimos a vivir, me enseñaste que la vida no era tan obscura como yo pensaba, a superarme, a retarme a mi mismo por que tu me retabas a crecer, y ahora te debo mucho de lo que soy y de los ideales que tengo. Mi gran mentora de la vida; eramos tan ingenuos los dos, y aun sin embargo había tanto que aprender de ti.
Mi pequeña consejera siempre dispuesta a escuchar. Sufría contigo cuando tu sufrías, y era tan feliz cuando tu lo eras, y mitigabas con tus palabras toda duda que tuviese mi alma; Siempre te lo he dicho, eres uno de los grandes pilares de mi vida, aquellos que me mantienen cuerdo, a quienes confió toda mi felicidad y sobre los cuales he construido el futuro en el que espero me acompañen, y el presente, ya que nunca has dejado de ser.
Me hace feliz mirar al pasado, ver el punto donde todo comenzó, lo que eramos y lo que somos ahora en comparación con esos viejos días en los que despertar era de por si ya cansado, vivir lo era mas. Y ahora te veo realizada, te encuentro feliz y con planes y proyectos y una vida que disfrutas. Eso me hace feliz, pues yo encontré en mi camino lo mismo que tu has encontrado, y tu formas parte de este pedazo de vida, tu alegría es mi alegría y eso nunca cambiara.
Y aun sin embargo tienes en tus manos los secretos mas profundos de mi alma, conoces mi dolor mas que cualquiera que me haya conocido, y yo te conozco bien. La distancia fue lo de menos, tu calidez siempre llega mas allá de cualquier frontera que nos separe, y tu abrazo esta plasmado en mi corazón tan profundamente; un abrazo sincero y que solo Dios sabe cuanto he extrañado desde la ultima vez que te vi.
No sabes cuanto amo recibir tus cartas, cuanto valoro todo aquello que me has dado (Si vieses lo absorto que me tiene el pequeño obsequio que me diste la ultima vez, el principal motivo de mis desvelos estas noches, y que tan difícil es leerlo; me siento pequeño e insignificante ante el torrente de sus palabras, de su rebuscada e intrínseca personalidad). Hubo días en los que tu carta me significaba el único refugio que me quedaba, que me aferraba a ella para no poder hundirme mas. Me perdía en tus palabras, en tu peculiar letra, en tus anécdotas e historias, en tus aflicciones y alegrías, y sabia que, por mas solo que me sintiera, tenia esperando por mi a un pequeño ángel, y que ella jamas me abandonaría.
Lloraste conmigo, reíste conmigo, me cuidaste y te cuide
Fuiste mi primer ángel, mi guardián y mi guarida
Fuiste luz en las tinieblas de mi vida
Fuiste fuego, fuiste hielo, y forjaste con ello mi alegría
Mi poetiza, mi mejor amiga
Jamas seras recuerdo para alguien que jamas te olvida
Jamas dejaras de ser.
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